Rebelión en Santiago
Publicado el martes 13 de noviembre del 2007
Rebelión en Santiago
IVETTE LEYVA MARTINEZ
La noticia, entrecortada e imprecisa, llegó por la prensa independiente
y se desparramó por internet. A mediados de septiembre, la violación de
una joven en los dormitorios de la Universidad de Oriente (UO) de
Santiago de Cuba detonó una protesta estudiantil sin precedentes en esa
ciudad.
El acto de rebeldía fue aplacado con reuniones de urgencia y agentes de
la seguridad del estado en los centros universitarios, pero los
testimonios que recibo desde Santiago indican que los ánimos siguen
caldeados y que está en marcha un proceso de expulsiones contra algunos
estudiantes protagonistas de la revuelta.
Todo comenzó cuando un grupo pidió una reunión con la rectora a raíz de
la violación. Los muchachos se quejaron de sus paupérrimas condiciones
de vida: los dormitorios son inseguros, la comida hervida e insípida, la
escasa iluminación los obliga a estudiar con el reflejo de la pantalla
de los televisores y el agua que desborda los ríos no llega a las tuberías.
La reacción indiferente de la rectora provocó una catarsis de
indignación en los estudiantes, quienes le impidieron abandonar la
Universidad. La mujer tuvo que dormir esa noche en la oficina donde se
encontraba. Días después, una inusual manifestación solidaria estalló en
el cercano Instituto Superior Politécnico Julio Antonio Mella (ISPJAM).
La historia me trajo ecos de mi paso por la Universidad de Oriente,
donde comencé a estudiar Periodismo en 1990, en los albores del
''período especial''. Entonces, como ahora, la alimentación era pésima;
entonces, como ahora, los estudiantes extranjeros vivían separados de
los cubanos, en condiciones privilegiadas; y la historia de una joven
salvajemente violada cuando se dirigía a los dormitorios de la Loma de
Quintero espoleaba el ascenso de los cien escalones débilmente iluminados.
Pero si la situación resulta tan similar entonces y ahora, ¿qué pudo
haber detonado esa protesta masiva? ¿Es una coincidencia que poco
después un grupo de jóvenes exhibiera manillas con la palabra ''cambio''
por las calles de Centro Habana?
Los jóvenes que estudian en las aulas universitarias cubanas son los
hijos del ''período especial''. Nacieron a fines de los 80 y no fueron
educados, como generaciones precedentes, en la utopía de una sociedad
igualitaria y en la necesidad del sacrificio como vía hacia la
consagración comunista; se empinaron en medio del desasosiego diario de
sus padres por conseguir comida y dólares; entre familiares idos y
jineteras benefactoras. Aprendieron que las relaciones en Cuba son
duraderas mientras no se interponga el bombo, la balsa o el viaje
académico y que el éxito tiene la forma de un boleto al extranjero.
Los rebeldes de las manillas y los universitarios de Santiago integran,
por fin, la primera generación cubana en 50 años que crece menos presa
de los dogmas, gracias a la desintegración ideológica del régimen. Es
una generación saturada de la retórica oficial y su brutal incongruencia
con la realidad; su signo distintivo es el escepticismo ante la
política. Estos jóvenes expresan su frustración espontáneamente: algunos
la emprenden contra los ómnibus chinos; otros la musicalizan a ritmo de
rap o hip-hop o esgrimen una cámara para desenmascarar la Cuba que
presenta la propaganda oficial.
Es una generación ansiosa de la modernidad que atisban en los turistas,
en los familiares dispersos por todo el mundo, en las películas
extranjeras y en todo lo que les niega un régimen anclado en el pasado.
Sus aspiraciones desafían la hipócrita austeridad que aún predican los
portavoces del oficialismo: ellos quieren vestir y comer mejor, navegar
por internet sin limitaciones, tener un iPod, ver el mundo. Ser, por
fin, jóvenes comunes y corrientes.
Esta es la generación más libre, la que menos teme y la que más tiene
que ganar.
Editora de Yahoo! Inc.
http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/columnas_de_opinion/story/115926.html
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